Mariscal Cifuentes, portavoz del grupo parlamentario de IU, durante el debate final del mal llamado Proyecto de Ley Andaluza de la muerte digna:
La modernidad, si se caracterizaba por algo, era porque lo que ha sido considerado pecado dejase de ser considerado como un delito. Y eso produce avances, sin duda, en las sociedades modernas. Como digo, frente a esa fuerte resistencia a que algunas cuestiones legales sean legisladas por aquellos… Me refiero a las resistencias que han detentado el poder de las conciencias durante siglos”.
Y se queda tan fresco. A ver, repasando las Tablas de la Ley, de qué nos libramos en aras de la Modernidad. Por ejemplo del delito y de la culpa de matar al padre, y al hijo, y a otros prójimos; de robar, de extorsionar, de quitar la fama y la honra, de mentir, de engañar a Hacienda, de conducir en sentido contrario, de prostituir, de violar.
Qué suerte. Si lo moderno es la delincuencia organizada y la anarquía, para qué los gobiernos y la justicia y cualquier forma de organización humana. Habría que desear compasivamente “eso” para la política, tan caquéxica, tan agónica, tan irreversible, tan terminal:
Bueno, nos libramos del delito de adulterio, por ejemplo. Y del de sodomía. Grandes avances, sin duda.