A veces es preciso conjurar la alegría. Los demás juzgarán que hay indicios suficientes para suponer que una está contenta cuando lo que hace es pasarse el día animando a los orbiculares para ver si deciden instalarse en el rostro y en el alma, aunque hagan arrugas (ya que hay que asumirlas mejor que sean bellas).
El blog no siempre refleja lo que somos, a veces también sirve de terapia para recordarnos lo que deberíamos ser. El problema es que, a estas alturas, yo no quiero ser lo que el tiempo me impone que sea.
Lo pensaba ayer mientras comía en el río con Amanda, Ángela y una amiga, todas más jóvenes que yo, y tratábamos de ahuyentar, entre risas ahogadas y cierto asomo de vergonzante vanidad, a la galería de esperpentos que suelen habitar los parajes solitarios.
Lo pensaba en el camino de vuelta, al sorprenderme dando patadas a las naranjas y golpeando con mi mano los barrotes de la verja del parque (cualquiera que te vea, ya no tienes edad para estas cosas).
Y el viernes, cuando al preparar una sesión sobre el cambio de la generación PC a la generación IMers sentí que me aliviaba demasiado al leer que el 100% de los jóvenes entre 14 y 35 años tiene móvil.
Y también el sábado cuando mi madre dijo tienes que echarte cremita en el contorno de ojos con la mejor de sus intenciones. Y al ver otra vez en el espejo las siete canas que me han salido en la mitad derecha de la cabeza, no sé porque razón, lo de la derecha, digo.
Y comprendí, por fin, a qué se debe esa presunta indolencia, esa resistencia mía a las mechas y a las cremas, ahora precisamente, con lo que siempre me han gustado.
Detecto síntomas de una peligrosa enfermedad, una especie de inversión de la adolescencia. Y le peor de todo, lo irremediable, es que ser mayor es cosa de niños y ser niño cosa de mayores.
¡Qué vas a ser mayor! Además, las maduras tienen hoy por hoy más glamour.
(Al final ha habido que decirlo, ¡que no dices nada!)
Ups, qué mal por mi parte. Debería de haber colgado el letrero de ausente… He estado fuera unos días. ¡Ya estoy de vuelta!
qué buena tu entrada, y no sabes cómo te entiendo!!….mal de muchos….
ya hacía tiempo que no me pasaba por aquí, me alegra ver que tienes cosas que contar.
No creas, ando un poco obtusa estos días. He acumulado muy buenas lecturas y debería tener muchas cosas que decir pero son tantas que se me apelotonan como las bolas en un bombo de lotería.